Ricardo de Madrazo y Garreta

RICARDO DE MADRAZO Y GARRETA (Madrid, 1852 - 1917).“Magdalena”.Óleo sobre lienzo.Procedencia: Colección Lauri. Vendido en 1936 en el Hotel de Ventes de Lille.Posee etiqueta al dorso especificando la procedencia.Medidas: 65 x 54 cm; 87 x 76 cm (marco).La presente obra muestra un fondo neutro, sobre el que se presenta el busto de María Magdalena, elevando su vista hacia el cielo, mostrando así un gesto en éxtasis, sobrio y elegante. Aparece con los cabellos sueltos, ataviada con una túnica blanca y un manto azul en alusión a la pureza y la universalidad de la religión católica. A través de una pincelada suelta el autor conforma una imagen de carácter sobrio y devocional, donde la protagonista no es la retratada, sino su actitud devota. Este tipo de factura asemeja la obra aquí presente, a otras del artista Ricardo de Madrazo, como por ejemplo “Carola”, obra realizada hacia 1879, que se encuentra en la colección del Museo del Prado de Madrid. En ambas piezas Ricardo retrata la juventud, a través de una factura rápida, de veladuras sueltas y vibrantes.Ricardo de Madrazo fue hijo de de Federico y hermano de Raimundo. Se formó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde tuvo como maestros, además de a su propio padre, a Joaquín Espalter y a los escultores Ricardo Bellver y Ponciano Ponzano. En 1866 conoció a Mariano Fortuny quien sería su cuñado e influiría poderosamente en su estilo pictórico. Con Fortuny viajaría en 1868 a Roma, donde asistió a la Academia Chigi. En 1869 se estableció en París, donde tuvo la oportunidad de visitar el taller de Jean-Louis-Ernest Meissonier. En París se dedicó también a estudiar a los grandes maestros, cuyas obras se conservan en el Louvre, copiando numerosos cuadros. La Guerra Franco-Prusiana lo obligó a volver a España entre 1870 y 1872, y se estableció en Granada junto a su hermana y su cuñado. Los dos pintores apro¬vecharon la ocasión para pintar a plein air en la Alhambra y el Albaicín. A la casa de Fortuny, como si fuera una academia libre, acudían muchos pintores. Desde allí hicieron un viaje a Marruecos en compañía de José Tapiró y posteriormente marcharon a Roma. La vida del artista siguió vinculada a la de su cuñado hasta que éste falleció, inesperadamente, en 1874 y hubo de hacerse cargo del estudio, la catalogación y la subasta de las obras de Fortuny, realizada en el hotel Drouot de París. Después, pasó algunas temporadas en Tánger en compañía de Tapiró, y alternó sus ¬estancias entre París y Madrid, participando alternativamente en las ¬Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de ambas capitales. En 1885 se estableció definitivamente en Madrid, viajando anualmente a Venecia y a París. A partir de aquel año, siguiendo la tradición familiar, se especializó en pintura de paisaje y en retrato. Por su estudio madrileño pasaron desde la reina María Cristina a Archer Milton Huntington, Lázaro Galdiano, Durand-Ruel o William Howard Taft, quien le encargó El Parnaso. Sus amplios conocimientos sobre la Antigüedad lo convirtieron en un valioso asesor artístico de importantes coleccionistas españoles y americanos.