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Román Ribera
Lote 35267941
ROMÁN RIBERA CIRERA (Barcelona, 1848 – 1935).
"Retrato femenino”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 38,5 x 30 cm; 55 x 46 cm (marco).
"Retrato femenino”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 38,5 x 30 cm; 55 x 46 cm (marco).
Valor estimado: 1.000-1.200 €
Subasta finalizada
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Fin subasta: 5 diciembre 2024 18:24
Tiempo restante: 8 días 04:43:55 Procesando
Precio de reserva no alcanzado
Su puja máxima para este lote: 0 €
Usuario | Fecha | Importe € |
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Descripción
ROMÁN RIBERA CIRERA (Barcelona, 1848 – 1935).
"Retrato femenino”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 38,5 x 30 cm; 55 x 46 cm (marco).
En esta obra Román Ribera nos muestra una dama elegantemente ataviada con un traje en el que predominan las tonalidades azuladas. Así, vemos un retrato naturalista, con la dama en primer término, de busto largo, destacado sobre un fondo neutro trabajado con una pincelada suelta y movida, vibrante, de gran potencia expresiva a pesar de sus suaves tonalidades. En la captación del rostro del personaje el toque de pincel se torna más controlado aunque sin perder soltura, revelando un gran dominio del oficio por parte del autor. Destaca especialmente el rostro de la joven, de mejillas sonrojadas y labios carnosos.
Pintor catalán, Román Ribera estudia dibujo en la Escuela de La Lonja de Barcelona, y pintura en la academia de Pere Borrell. Amplía sus estudios en Roma, entre 1873 y 1976, y viaja y expone en Londres. En la capital italiana asiste a la Academia Chigi y se dedica a la pintura, pero evitando el contagio del amaneramiento academicista de la escuela romana. En 1877 marcha a París, de la mano del marchante Adolphe Goupil, quien había adquirido los derechos de reproducción de toda su obra. Allí continuó su formación, esta vez estudiando directamente escenas de la vida callejera parisina. Un año después participará en la Exposición Universal de París, donde obtuvo un éxito decisivo gracias a las tres obras que presenta, de un notable verismo de raíz literaria. No obstante, no acaba de hallarse a gusto en este tipo de temas, y pronto comienza a centrarse en la plasmación de la vida elegante de la época, en obras como “Salida del baile”, que alterna con escenas de género en la tradición barroca española como “Un bebedor flamenco”. En 1881 tomó parte en la Exposición Nacional de Madrid precisamente con la mencionada obra de ambientación barroca, y en 1883 se le concedió la Encomienda de Isabel la Católica. Tras doce años en París regresa a Barcelona, donde ya había expuesto en el Centro de Acuarelistas (1885) y en la recién inaugurada Sala Parés. Mostrará su obra entonces en la Asociación Artística y Literaria y en las salas Parés y Rovira, así como en las Exposiciones Universal de 1888 y de Bellas Artes de 1894, obteniendo un gran éxito de crítica y pública, ganándose pronto el favor de la burguesía adinerada catalana. En 1893 presentó dos cuadros a la Exposición organizada por el Ateneo de Barcelona: “Inocencia” e “Incógnitca”. Individualmente Cirera mostró asiduamente su obra en la sala Rovira y, en grupo, integrado en la Sociedad Artística y Literaria de Cataluña. Formó parte de diversos jurados oficiales, y también de la Junta de Museos de Barcelona, en 1901. En 1915 fue nombrado Socio de Mérito del Círculo Artístico de la ciudad condal. De regreso a España Ribera continuó plasmando la vida de las clases altas, el lujo de sus hogares, la riqueza de sus trajes de fiesta, etc., convirtiéndose en fiel retratista de la alta burguesía catalana de la Restauración, como ya lo había sido de la francesa de la Tercera República. Trabajó principalmente en Barcelona, pero también viajó a Madrid y celebró allí exposiciones de su obra. Actualmente se conserva obra suya en el MACBA de Barcelona, el Museu d’Art de Girona, el de Montserrat, la Biblioteca Víctor Balaguer y en diversas colecciones particulares de importancia.
"Retrato femenino”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 38,5 x 30 cm; 55 x 46 cm (marco).
En esta obra Román Ribera nos muestra una dama elegantemente ataviada con un traje en el que predominan las tonalidades azuladas. Así, vemos un retrato naturalista, con la dama en primer término, de busto largo, destacado sobre un fondo neutro trabajado con una pincelada suelta y movida, vibrante, de gran potencia expresiva a pesar de sus suaves tonalidades. En la captación del rostro del personaje el toque de pincel se torna más controlado aunque sin perder soltura, revelando un gran dominio del oficio por parte del autor. Destaca especialmente el rostro de la joven, de mejillas sonrojadas y labios carnosos.
Pintor catalán, Román Ribera estudia dibujo en la Escuela de La Lonja de Barcelona, y pintura en la academia de Pere Borrell. Amplía sus estudios en Roma, entre 1873 y 1976, y viaja y expone en Londres. En la capital italiana asiste a la Academia Chigi y se dedica a la pintura, pero evitando el contagio del amaneramiento academicista de la escuela romana. En 1877 marcha a París, de la mano del marchante Adolphe Goupil, quien había adquirido los derechos de reproducción de toda su obra. Allí continuó su formación, esta vez estudiando directamente escenas de la vida callejera parisina. Un año después participará en la Exposición Universal de París, donde obtuvo un éxito decisivo gracias a las tres obras que presenta, de un notable verismo de raíz literaria. No obstante, no acaba de hallarse a gusto en este tipo de temas, y pronto comienza a centrarse en la plasmación de la vida elegante de la época, en obras como “Salida del baile”, que alterna con escenas de género en la tradición barroca española como “Un bebedor flamenco”. En 1881 tomó parte en la Exposición Nacional de Madrid precisamente con la mencionada obra de ambientación barroca, y en 1883 se le concedió la Encomienda de Isabel la Católica. Tras doce años en París regresa a Barcelona, donde ya había expuesto en el Centro de Acuarelistas (1885) y en la recién inaugurada Sala Parés. Mostrará su obra entonces en la Asociación Artística y Literaria y en las salas Parés y Rovira, así como en las Exposiciones Universal de 1888 y de Bellas Artes de 1894, obteniendo un gran éxito de crítica y pública, ganándose pronto el favor de la burguesía adinerada catalana. En 1893 presentó dos cuadros a la Exposición organizada por el Ateneo de Barcelona: “Inocencia” e “Incógnitca”. Individualmente Cirera mostró asiduamente su obra en la sala Rovira y, en grupo, integrado en la Sociedad Artística y Literaria de Cataluña. Formó parte de diversos jurados oficiales, y también de la Junta de Museos de Barcelona, en 1901. En 1915 fue nombrado Socio de Mérito del Círculo Artístico de la ciudad condal. De regreso a España Ribera continuó plasmando la vida de las clases altas, el lujo de sus hogares, la riqueza de sus trajes de fiesta, etc., convirtiéndose en fiel retratista de la alta burguesía catalana de la Restauración, como ya lo había sido de la francesa de la Tercera República. Trabajó principalmente en Barcelona, pero también viajó a Madrid y celebró allí exposiciones de su obra. Actualmente se conserva obra suya en el MACBA de Barcelona, el Museu d’Art de Girona, el de Montserrat, la Biblioteca Víctor Balaguer y en diversas colecciones particulares de importancia.
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