Icono ruso de los Talleres de los Viejos Creyentes, probablemente escuela de Mstera, siglo XIX

Icono ruso de los Talleres de los Viejos Creyentes, probablemente escuela de Mstera, siglo XIX.
Cuatro escenas sagradas: "La Madre de Dios", "La virgen de los dolorosos", "San Miguel" y "Elías".
Tempera, pan de oro sobre tabla.
Medidas: 72 x 57 cm.
Los iconos de cuatro partes estaban muy extendidos en Bizancio desde la antigüedad, y aparecieron en Rusia en los siglos XIV y XV. En los siglos XVIII y XIX, cuando los iconos se producían no sólo en los talleres monásticos, sino también por los artesanos, este tipo de imágenes sagradas empezaron a encargarse con más frecuencia y se hacían para las salas de oración de las familias, llamado el rincón rojo, siendo la composición de las imágenes determinada por el futuro propietario.
Resulta complicado saber el contexto en el que ha sido creado este icono del tamaño bastante elevado. Probablemente se podría tratar de un icono realizado para una iglesia, puesto que los iconos del uso privado solían ser más pequeños. En la imagen superior izquierda está representada la Madre de Dios, sosteniendo en sus brazos y en las rodillas a Niño Jesús. La identidad de los santos a su alrededor resulta complicada descifrar, puesto que las inscripciones se han perdido parcialmente, pero por su ropa se puede establecer que se trata de los santos venerables.
En la segunda imagen, en registro superior a la derecha, descansa la imagen de la Virgen de todos los dolorosos, tal como indica la inscripción en la orla. Es una versión iconográfica levemente modificada, teniendo en cuenta que suele representarse en la mandorla mística sosteniendo al Niño Jesús. Aun así mantiene la estructura del canon, la Virgen, de tamaña exageradamente más grande que los demás personajes, se encuentra en el registro central del icono, en este caso con los brazos abierto en símbolo de la bendición y la caridad.
Las imágenes del registro inferior se dedican a los santos selectos, San Miguel a la izquierda, y profeta Elías a la derecha. La representación de San Miguel ecuestre sigue la tipología que le asignaron los viejos creyentes en el siglo XVIII. En este momento se popularizó su representación, incluyendo la cara, en los tonos rojizos.
La composición se termina por la representación canónica de profeta Elías. Se encuentra en el desierto y está rodeado por las miniaturas que representan diferentes pasajes de su vida incluyendo los milagros y el ascenso al cielo, aun siendo mortal.
Todas las escenas individuales del icono están acompañadas por las inscripciones extensas, dedicadas a cada pasaje.